Dentro del todo de mi percepción, para darla a conocer de una forma más completa, creo que sería mejor definir algunas bases del cual luego me llegaría apoyar. Creo que dentro de las primeras como necesidad sería la intuición o mi sentimiento acerca de mi en esta realidad: comer con carbón.
Desde que puedo recordarlo, desde mi niñez, he sentido una incomodidad ante la realidad. Como si algo no pertenece, o si pertenece, no está bien adecuado. Creo que se asimila a lo que M. Heidegger se refería con lo que llamo el naufrago frente a la realidad, o tal vez a lo que Sartre (?) decía que era la nausea de existir. Evidentemente en apoyo en existencialistas, y ¿cómo no, si este tema es netamente existencial?
Bueno sigamos. Mi metáfora es algo de este estilo:
Digamos que vivir la vida, existir, es como comerse un pan con queso y jamón. A algunos les toca el pan duro, a otros caliente, y otros fríos. Ciertamente, algunos lo disfrutan más que otros, ya que algunas les toca justo el tipo de jamón que prefieren. mientras otros son intolerantes a la lactosa. En fin, cada uno comiendo su pedazo de pan. Yo veo mi pan, y realmente no le veo nada malo, de hecho, se ve bastante agradable, el pan parece fresco y ni el jamón ni el queso apestan a malo. Así, tomo mi pan para masticarlo por primera vez. Pero al masticar por primera vez siento algo raro en el pan. Mis dientes crujen demasiado, y no puedo disgustar el real sabor de mi pan.
Tiene sabor a algo malo y amargo. Veo como el resto se come su pan, la mayoría disfrutando de el, pero yo, yo no puedo probarlo, algo me lo impide. Además, siento que sobre el sabor al pan, hay una capa de algo de una extraña textura, algo crujiente, pero que chilla al masticar y su sabor, se empieza a notar de una forma nefasta. Intento sacarme el sabor con las mangas, pero nada, sigue ahí, porfiado. Paso mi lengua contra mi ropa, pero no, al masticar le pan de nuevo, el sabor aun está. ¿Qué diablos? ¿Por qué no puedo disfrutarlo como el resto?
y ¿a qué voy con está metáfora alocada? Bueno apunto a varias cosas:
1.) No es el pan (mi vida), pues tengo todo lo que podría pedir. En mi caso particular tengo una familia cariñosa, techo, comida, educación (no gratis, pero eso es otro tema), amigos de verdad (ya comprobados, algunos por lo menos) , instrumentos musicales, libros, internet, todo lo que alguien podrá pedir para ser feliz, en esencia.
2.) El problema soy yo. Aun teniendo todo eso, no me siento bien, no puedo saborear la vida como corresponde. Algo que aun no puedo percibir, excepto por la falta de saborear, me impide disgustar de la vida, de disfrutarla al concho. Un mal gusto, o gusto nulo, una incomodidad al existir que solo se hace presente al intentar vivir.
3.) El problema viene de antes. Aquí es donde la cosa se pone algo difícil. Este problema lo he tenido desde que lo recuerdo, por lo que ciertamente, yo no decidí un día agarrar un pedazo de carbón, comermelo, antes de comerme mi pan, eso sería absurdo, pero tal vez en la estupidez de la extrema juventud, lo hice. Lo que me suena más probable, aun que algo descarado, es culpar a mi formación. Realmente culpo a mis padres por mi crianza, ahora que estoy mayor, veo como ellos me traspasaron ciertas inseguridades y mal formaciones de carácter. Ahora bien, este problema no solo tiene que ser de formación, puede ser tanto así como patológico, que también es una posibilidad.
En resumen, eso es lo que siento. Siempre he encontrado que algo anda mal, y que yo soy el único, o uno de los pocos que se da cuenta de ello, o por lo menos que soy el único que se siente suficientemente incomodo como para querer cambiar mi posición. Creo que el anhelo a cambiarlo es lo que me hace sufrir por ahora, ya que en toda la desesperación, no encuentro muchas respuestas. Comer carbón, te diría, es algo realmente desagradable.
Desde que puedo recordarlo, desde mi niñez, he sentido una incomodidad ante la realidad. Como si algo no pertenece, o si pertenece, no está bien adecuado. Creo que se asimila a lo que M. Heidegger se refería con lo que llamo el naufrago frente a la realidad, o tal vez a lo que Sartre (?) decía que era la nausea de existir. Evidentemente en apoyo en existencialistas, y ¿cómo no, si este tema es netamente existencial?
Bueno sigamos. Mi metáfora es algo de este estilo:
Digamos que vivir la vida, existir, es como comerse un pan con queso y jamón. A algunos les toca el pan duro, a otros caliente, y otros fríos. Ciertamente, algunos lo disfrutan más que otros, ya que algunas les toca justo el tipo de jamón que prefieren. mientras otros son intolerantes a la lactosa. En fin, cada uno comiendo su pedazo de pan. Yo veo mi pan, y realmente no le veo nada malo, de hecho, se ve bastante agradable, el pan parece fresco y ni el jamón ni el queso apestan a malo. Así, tomo mi pan para masticarlo por primera vez. Pero al masticar por primera vez siento algo raro en el pan. Mis dientes crujen demasiado, y no puedo disgustar el real sabor de mi pan.
Tiene sabor a algo malo y amargo. Veo como el resto se come su pan, la mayoría disfrutando de el, pero yo, yo no puedo probarlo, algo me lo impide. Además, siento que sobre el sabor al pan, hay una capa de algo de una extraña textura, algo crujiente, pero que chilla al masticar y su sabor, se empieza a notar de una forma nefasta. Intento sacarme el sabor con las mangas, pero nada, sigue ahí, porfiado. Paso mi lengua contra mi ropa, pero no, al masticar le pan de nuevo, el sabor aun está. ¿Qué diablos? ¿Por qué no puedo disfrutarlo como el resto?
y ¿a qué voy con está metáfora alocada? Bueno apunto a varias cosas:
1.) No es el pan (mi vida), pues tengo todo lo que podría pedir. En mi caso particular tengo una familia cariñosa, techo, comida, educación (no gratis, pero eso es otro tema), amigos de verdad (ya comprobados, algunos por lo menos) , instrumentos musicales, libros, internet, todo lo que alguien podrá pedir para ser feliz, en esencia.
2.) El problema soy yo. Aun teniendo todo eso, no me siento bien, no puedo saborear la vida como corresponde. Algo que aun no puedo percibir, excepto por la falta de saborear, me impide disgustar de la vida, de disfrutarla al concho. Un mal gusto, o gusto nulo, una incomodidad al existir que solo se hace presente al intentar vivir.
3.) El problema viene de antes. Aquí es donde la cosa se pone algo difícil. Este problema lo he tenido desde que lo recuerdo, por lo que ciertamente, yo no decidí un día agarrar un pedazo de carbón, comermelo, antes de comerme mi pan, eso sería absurdo, pero tal vez en la estupidez de la extrema juventud, lo hice. Lo que me suena más probable, aun que algo descarado, es culpar a mi formación. Realmente culpo a mis padres por mi crianza, ahora que estoy mayor, veo como ellos me traspasaron ciertas inseguridades y mal formaciones de carácter. Ahora bien, este problema no solo tiene que ser de formación, puede ser tanto así como patológico, que también es una posibilidad.
En resumen, eso es lo que siento. Siempre he encontrado que algo anda mal, y que yo soy el único, o uno de los pocos que se da cuenta de ello, o por lo menos que soy el único que se siente suficientemente incomodo como para querer cambiar mi posición. Creo que el anhelo a cambiarlo es lo que me hace sufrir por ahora, ya que en toda la desesperación, no encuentro muchas respuestas. Comer carbón, te diría, es algo realmente desagradable.
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