domingo, 25 de septiembre de 2011

Noetic Realizations through Psycotropic Aesthetic Experiences I

[Realizaciones noéticas a través de experiencias estéticas psicotrópicas I]

Así es, cosas que pasan solamente. En realidad este título me gustaría algún día usarla para una canción, solo por el hecho de que es un concepto bastante rebuscado, digno de alguna palabra alemana de 50 letras y 10 vocales. En fin, a lo que va el título es a la experiencia de probablemente estar bajo la influencia de algún tipo de psicotrópico (llámese alcohol, café, cigarro, etc.) y llegar a algún tipo de conclusión bastante racional. En general no pasa mucho, pero a mi me ha pasado ya un par de veces, y ésta es una de las conclusiones más grande a las cuales he llegado:

La conceptualización de las cosas humana no es una acción racional, sino todo lo contrario, instintiva del ser humano.

Y con esto me refiero al hecho de que toda las personas tienden a agrupar las cosas por conceptos, categorías, clasificaciones, etc. Conocemos a todo los perros, sin importar su raza, por perro, y tenemos un concepto que corresponde o no a perro (más allá de la visión del prototipo de Platón), Si tenemos tres objetos amarillos, podemos decir que "comparten la amarillidez" aun cuando sus amarillos son levemente diferentes entre sí, comparten el concepto de ser amarillo. Entre otras cosas, como el concepto de una economía, política, ciencia, filosofía, etc. Ahora, todas esas acciones parecen ser del tipo racional, pero de lo que me di cuenta es que no. ¡Provienen de los instintos animales de hombre!

¿Pero cómo? Bueno si lo pensamos, es bastante difícil cambiar de parecer en este aspecto, pero síganme acá. Para un animal, buscando comida en el bosque, ¿no sería ideal saber qué nuez comer, y que nuez no? ¿Acaso no sería lo más eficiente saber qué animal te va a comer y cuál no? ¿No sería lo mejor poder diferenciar entre agua buena y mala? Bueno, en realidad sí, es lo mejor para un animal. Tomando en cuenta también la teoría de que la evolución se llevo acabo según una adaptación fortuita del contexto animal, entonces también tiene sentido que tarde o temprano se llegue a esta forma de percibir como forma más eficiente de percibir, y percibiendo así, se clasifican las cosas. Se clasifican entre comida y no comida, agua buena y mala, amigo o enemigo, amarillo, rojo o azul, etc. Por lo que la conceptualización de las cosas no proviene de una atribución racional del ser humano, sino más bien de su área animal y más instintiva.

El nominalismo europeo del final del medioevo postulaba que los conceptos en realidad no existen, solo son una creación humana, una gran fantasía, una construcción vacía de nosotros. Esta doctrina después llevo a influenciar a los positivistas al principio del siglo XX, entre otras escuelas/corrientes filosóficas. Por el otro lado están los idealistas que han dicho todo lo contrario desde siempre: los conceptos son la real concepción de las cosas, y los más extremos (como San Agustín ) decían que eran momentos de coordinación con la divinidad. Ahora hubo un gran hombre filósofo que llegó a "aclarar" un poco las cosas entre los hombres vivientes, y es aquí que tenemos un problema.

El genio Immanuel Kant postulaba, con mucha lógica y sentido, que en realidad, la conceptualización de las cosas era una actividad humana racional que tiñe la realidad personal de cada persona, haciendo de la realidad su propio molde. El problema es que como estos moldes eran instantáneamente de la mente, uno nunca podría ver la realidad objetivamente. Esta idea fue tan radical y fue tan bien aceptada, que Kant fue uno de los grandes filósofos revolucionarios. Kant influenció el 90% de toda la filosofía actual de ahora, por lo menos en los inicios del siglo XX, no había doctrina filosófica que no había sido rosada por este hombre (excepto corrientes más extremas por su puesto, como decir que todo es queso, y el rey queso es lo que nos hace ver diferentes concepciones). ¿Y el problema? El problema es que yo postulo todo lo contrario, yo postulo que la conceptualización de las cosas es algo que se le viene al hombre por su naturaleza, y por lo tanto, a través de la racionalidad podemos llegar a una realidad objetiva (discutiré mi definición exacta de una realidad objetiva otro día, pero no es nada fuera de este mundo).

¿Y cómo me di cuenta? Bueno en realidad fue así: en un estado de cuestionabilidad psicotrópica, influenciado por una ebriedad considerable, sentado entre amigos disfrutando de las actividades entre todos, me di cuenta que yo solo, sin pensar, empezaba a conceptualizar las cosas. Veía un florero y lo categorizaba como florero, enfocándome en su forma exterior, y restando todo lo otro. Hacía lo mismo con el mantel, las sillas, mis amigos a la izquierda y a la derecha. Si pensaba en los que estaban a mi derecha, los podía percibir a todos como una entidad, lo mismo con la izquierda, lo que me llevo a cuestionar la base Kantiana de la conceptualización. Pensándolo más tiempo intuí que estando en ese estado uno se tiene a poner más en contacto con su lado irracional, con sus instintos animales, como forma de sobrevivencia, y ahí fue que todo se adecuó. Ahora bien, el problema es que la conclusión me llegó en un estado no óptimo, pero eso no le quita la validez, solo la hace menos probable.

Creo que anoche, camino a la una fiesta, después de una previa, también había llegado a otra conclusión, pero la noche fue tan larga, que ya ni la recuerdo.

martes, 20 de septiembre de 2011

Sobre lo que se queda con nosotros...

Me gustaría creer que son muy pocas (en realidad no las hay, pero esto es lo más cercano que se me ocurre) las cosas que se quedan con nosotros, sin importar donde vamos, la situación económica, la salud (no-mental), la gente con quién estamos, etc. Generalmente no importa de que bando político eres, soy y somos, ni nuestra moral o ética, estas cosas se quedan con nosotros hasta el final, sin importar la experiencias actuales, y tienen que ver 100% con la memoria. Al menos que sufras de algún accidente freak, un lavado de cerebro o alguna enfermedad desafortunada, las dos cosas que (casi) siempre se quedaran con nosotros son el conocimiento y las experiencias. Son las únicas cosas que nos podrían "pertenecer".

Las experiencias son lo que guardamos y recordamos de nuestras vidas, de ellas podemos aprender, reírnos un rato, llorar otro, etc. También se puede decir que las experiencias nos otorgan conocimiento (si tomamos como al conocimiento como la extracción abstracta de ciertas experiencias).

Yo personalmente le doy un énfasis especial a las experiencias que comparto con otras personas, ya que estas serán las única cosa que se tendremos de otras personas y tienden a ser contextual, por lo que se pueden considerar como únicas y singulares. El conocimiento, on the other hand, está por lo general escrito en alguna parte del mundo, y puede esperar.

Lo que sí, el conocimiento, cuando tomado correctamente y responsablemente (usada para entender) enriquece nuestras alma personal y vida personal (para los anti-metafísicos me refiero a nuestras mentes, ente limitado netamente a nosotros mismos) mientras que las experiencias enriquecen nuestro espíritu y vida social (familiar, amigos, conocidos, personas, relaciones humanas, etc.).